Albada 230



¿Y SI?
(20 de Febrero de 2011. Bodas de Isabel en Teruel)



–¿Y si no hubiera actuado como se supone debía de actuar? ¿Y si no hubiera hecho como todo el mundo esperaba que hiciera? ¿Y si...? Les he negado su felicidad una y otra vez aún a costa de su dolor, de mi dolor, dolor adormecido porque me he dejado sumergir cada noche en el sueño reparador acunado y protegido por la inconsciencia de lo que se suponía lo correcto, desoyendo llantos de la estancia contigua, desoyendo mi corazón, desoyendo a la vida. Y si todos hemos hecho lo que se esperaba de nosotros, y si la moral y la virtud han presidido cada uno de nuestros actos, cada una de nuestras penosas negaciones ¿por qué este castigo, por qué este arrepentimiento?
Nada que reprocharle al AMOR en esta historia, nada que echarle en cara. Tan sólo... quizás ese “tan sólo” fuera que existiera, que hubiera sido. Cuatro letras y es capaz de cambiarlo todo, subversivo amor, desestabilizador amor que rompe esquemas y sistemas, que altera órdenes sociales fieramente amarrados, toque leve que mina rígidas costumbres, resquebraja castillos de normas y decencias... Tan pequeño que habita en un dulce pecho y es artífice de la mayor desventura...
¡Pero de nada, de nada de ello es culpable AMOR esta vez!: Aquí Amor ha sido correcto, se ha doblegado a la moral, al bien pensar, ha callado y ha concedido, ha sepultado durante los años de espera su impaciencia y al final ha envuelto su silencio en el amparo dulce de Thánatos. Salgamos pues, todo está hecho. Y actores somos.
–Bien has comenzado diciendo “actuado”, pues tan sólo actores somos, amigo. Y tan bien te veo en tu papel que ya sólo llamarte padre sé en esta historia. Historia re-vivida en la gente de Teruel, entregada a ella año tras año; historia contada siglo a siglo, su historia que hoy hacemos nuestra. Y yo, ahora ya Isabel, hija obedientísima tuya, Don Pedro de Segura, te aseguro, padre mío, que con gusto cambiara el guión y te desobedeciera. Que ni de fábula moralista, ni de tragedia con triste desventura quisiera ser protagonista. Y ya que ni transgresores como Eco y Narciso fuimos, ni atrevidos en placeres como Eurídice y Orfeo, me duelo como tú de esta triste desventura nuestra.
Y si fuera verdad que amor omnia vincit, ahora en las calles de esta ciudad dolida convertiría tragedia en rebeldía, cambiaría tristes metáforas por alegría... Pero dices bien, Pedro de Segura, llamemos ahora a mi amado Juan y salgamos ya, todo está hecho. Y actores somos.