Cada día como un planeta


Cada día como un planeta.
Cada Elisa como una pulga,
de planeta en planeta,
tomando aliento,
ensanchando la vena,
brincando una órbita de locos.
Y un día tu nombre aparece
tallado en la piedra antigua
que sólo voces más viejas
que los hombres pronuncian.
Y otro día bebe del charco
que deja el aceite en los garajes
y cualquiera se atreve
a mancharse contigo y te quedas
solo después sin contenido.
Estas zancadas sin zancos,
sin zuecos, que cansan, sí
que cansan.
Y no saber si hoy recitaré runas
que invoquen la belleza,
o será un planeta sucio,
(el de estos días)
de yonkis en la acera riendo
sin risa, de niños masticando
lo que sus padres pudieron, sí,
pudieron.
Y no pudo ser.

Elisa B.M.